Villameri (Villamer o Villamir, en bable) es un inmejorable lugar de partida para realizar una excursión senderista por otro punto de visita interesante, casi obligado: el monte Llosoriu, que separa los términos municipales de Riosa y Mieres. La cima de éste, constituida como nudo geográfico de la zona, es la confluencia de dos sierras subalternas que limitan al oeste y al norte el valle de Cuna (Mieres). Del Llosoriu se ramifica hacia el este la sierra de Gallegos, con una extensión de 3 km aproximadamente. La configura un rosario de montañas (Cueva, Reguerines y Peña Rigá) salpicadas de amplias colladas por las que discurren varias pistas. El otro ramal lo constituye el cordal de La Cuba (Riosa) que, a partir del Llosoriu, se ramifica de norte a sur con una extensión de unos 4 km. El topónimo Llosoriu o Luxorio tal vez tenga reminiscencia céltica; podría ser el nombre de una divinidad, con afines hidrónimos (nombres de ríos, arroyos, lagos...), tan común en la primitiva Astura, o quizá fuese un lugar sagrado en el que se rendía culto a algunos de los muchos dioses paganos. De entre las diversas rutas existentes, la más práctica es la que, partiendo de La Vega, va a Villameri. Aquí, al lado de la fuente situada en el reborde interior del pueblo, comienza verdaderamente el itinerario. Continuamos por las escalonadas callejas de piso hormigonado hacia arriba, en dirección a la pista Campa Braña. Esta se toma al final del pueblo, al lado de su última casa, siendo el lugar apropiado para contemplar una buena panorámica del conjunto de Riosa. La pista cruza al lado de un depósito de aguas y, más arriba, tras superar una serie de revueltas, toparemos con una vieja casa conocida como Rebollar, que en otro tiempo fue economato minero. A la izquierda de la marcha aparecen antiguas trincheras mineras por donde asoma el Pozo Monsacro y el núcleo urbano de La Foz de Morcín. Más arriba encontraremos una fuente de aguas ferruginosas y restos de un chamizo minero (pequeña explotación privada, de escasa importancia). A partir de aquí la ruta se hace más cómoda hasta alcanzar la Braña, situada a los pies del Rasón y del Llosoriu; se trata de una llana que destaca por su hermosura y colorido. En Braña se pueden observar les cabanes (cabañas), usadas por los ganaderos de este municipio; su presencia aumenta, más si cabe, la magia y el encanto de la zona. La pista desaparece en el verdor de la pradera para reaparecer al final. El pico se puede conquistar desde aquí fácilmente. Arriba hay agua, pero no es potable, de modo que se aconseja llevar bebida. En esta fácil excursión se emplea, más o menos, 1 hora. (Fuente: Angel Fernández Ortega y elaboración propia.)
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