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ASTURIAS PATRIA QUERIDA


viernes, 13 de mayo de 2011


La Güestia

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Cuando en Asturias quieren asustar a un chico rebelde o cuando quieren hablar de algo que infunde pavor y hace temblar, se dice:"¡Que viene la Güestia, que viene la Güestia!"La Güestia es una procesión de almas en pena que sale por la noche, con luces y murmullos e incluso toques de campanilla. A veces van a restituir lo robado en vida; otras piden oraciones y otras, sencillamente, asustan a los labradores. Nadie ha visto nunca a la Güestia, pero todos cuentan lo que le ocurrió a fulano y a mengano que se encontraron con ella. Nosotros vamos a contar lo que le ocurrió a una costurera de Libardón en el partido de Corlunga. Es la más significativa de las leyendas de la Güestia y dice así:Aquella costurerita pasaba los días en la ciudad cosiendo a jornal, y por las tardes volvía a su casa generalmente acompañada del amo o de alguno del caserío donde cosía. Pero una noche se hizo tarde y, como ya daba vista a su casa, dijo a su acompañante que se volviese, pues ella ya podía seguir sola, y así lo hicieron.Apenas había andado unos pasos cuando tuvo la certeza de estar escuchando un sonido como de campanillas; se volvió y vio venir un grupo de personas con luces en las manos. "Debe ser el viático", pensó la joven, y se dispuso a acompañar al Santísimo hasta la casa del enfermo que estuviera en trance de muerte. Se tocó con su manteleta la cabeza y esperó. La procesión se acercaba ya; pero la costurera empezó a notar que no conocía a nadie de los que pasaban ni se veía al señor cura con el sacramento. De pronto... "¿No es ese el señor Juan que murió el año pasado? ¿y aquel no es el sacristán de las monjas que hace ya dos años que está bajo tierra?" Llena de susto, comenzó a temblar cuando vio que uno de los acompañantes se le acercaba y le decía:-Soy tu padrino ¿no me conoces?Y como la pobre muchacha no acertara a contestar, añadió el otro a guisa de explicación:-Venimos a restituir lo que robamos en vida: estos árboles y estas vallas de madera. Ahora, por hablar contigo, se me han pasado y ya no podré alcanzarlos hasta mañana. ¡Toma!Y le puso la vela en su mano. La muchacha iba a contestarle, pero desapareció corriendo tras la procesión. Entonces la chica se fijó en la vela, y al mirarla dio un grito de espanto y horror. Lo que tenía en la mano era un pedazo de esqueleto ardiendo.Cuando a su grito acudieron los demás, la hallaron en el suelo sin conocimiento. Lo único que pudo decir fue:-¡La Güestia, la Güestia que pasa!Y dicen que la pobre costurerita murió poco después...

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