Seguidores

ASTURIAS PATRIA QUERIDA


domingo, 6 de noviembre de 2011



PAISAJES ASTURIANOS DE JOAQUIM SOROLLA 

 
PAISAJES ASTURIANOS
óleo sobre lienzo 73x62 cm
Museo Sorolla Madrid 



Los colores de Asturias cautivaron a Sorolla. El pintor valenciano vuelve 105 años después a Muros de Nalón en una selección fotográfica de las pinturas realizadas durante tres años de vivencias en la zona. Esta exposición viene a coincidir con la que el Museo del Prado ofrece de sus mejores obras hasta el próximo 6 de septiembre y evidencia que el pintor encontró en las riberas, playas y acantilados del bajo Nalón las tonalidades que el Mediterráneo negaba a su paleta.

Desde el verde al ocre, incluyendo los grises y las gamas terrosas, Sorolla consiguió captar en sus lienzos asturianos una gama de matices con los que subrayar la maestría que le capacitaba para reflejar facetas pictóricas ajenas a las típicas estampas levantinas de luminosidad estival.

Joaquín Sorolla nació en Valencia en 1863 y falleció en 1923. En Asturias pasó tres veranos de su vida repartidos entre San Juan de la Arena, donde vivió el verano de 1902, y los dos siguientes en Muros de Nalón, donde se acomodó en la casa que Tomás García Sampedro tenía en La Pumariega. Durante esas estancias, el pintor tuvo tiempo para recorrer la zona y adentrarse en los rincones más dispares del concejo, desde la costa a los terrenos agrícolas, que captó en sus lienzos más campesinos. Así junto a las escenas marineras, relacionadas con la pesca o la recogida del carbón, muy en boga en aquellos años, aparecen otras con paisajes y elementos típicos asturianos como los hórreos, los huertos y caseríos. 


Joaquín Sorolla pintaba siempre del natural, lo que en los últimos años de su vida le acarreó molestias y dolencias que fueron minando su salud. Es de suponer que en los años que visitó Asturias, cuando rondaba la cuarentena, su energía, entonces íntegra, le llevaría por distintos escenarios. Eso, al menos, dejan ver sus cuadros, describiendo un periplo que debió empezar en la playa de Los Quebrantos, en San Juan de la Arena, para ir extendiéndose a la desembocadura del Nalón. 

Del otro lado del río, San Esteban también fue testigo de sus paseos cargado con caballetes y pinceles. Mujeres esperando las embarcaciones, barcas con carbón que arriban a la orilla, cielo azul, nubes grises, remanso del río... lugares difíciles de identificar pero con el sello incuestionable de Asturias. Y ya más cerca de su residencia en la casa de García Sampedro debió pintar los campos amarillos, las escenas de siega, jardines, hórreos y caseríos. Esos itinerarios se extendieron hasta Avilés, donde pintó su puerto con varias embarcaciones, obra expuesta en numerosas ocasiones.

Mercedes Pastor 
6 noviembre 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario